“En uno de mis primeros viajes al lago, una ráfaga de viento me levantó y arrojó sobre el hielo”, recordó el fotógrafo, que casi por accidente descubrió este curioso fenómeno.
En los meses de invierno que se lleva a cabo entre noviembre y marzo en el Hemisferio Norte, cientos de burbujas quedan atrapadas en la capa de hielo que se forma sobre el lago.
Las plantas que viven en el fondo del lago son las responsables, ya que liberan gas metano, que se congela a medida que sube a la superficie y quedan allí hasta que termina el invierno.
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