jueves, 5 de julio de 2012

Andrés Calamaro relató una historia que formaría parte de su pasado en la que confesó que le quitó la vida a un drogadicto en Madrid.




“No es un grato recuerdo, pero hace ya bastante años… en un altercado callejero… pues le quité la vida a un yonqui en Madrid“, comenzó Calamaro.
Y agregó: “Malasaña y Chueca estaban tupidos de yonquis con jeringas colgando clavadas… Te encaraban si podían, o intentaban robarte en un cajero”.
“Aunque filosóficamente es interesante, y no es nada del otro mundo, le quité la vida a alguien y tampoco estoy demasiado orgulloso de eso”, confesó para sorpresa de todos los lectores.
“Los soldados, los mercenarios, los asesinos, y los chorros en situaciones límites, a veces se ven obligados”, continuó. “Aquella vez fue puro instinto, yo quería defender a los que estaban conmigo… No hubo casi pelea, digamos que lo maté como a una rata… Ahora siento mucha piedad, incluso pena, por ese vagabundo adicto que deje muerto en la calle”, detalló.
“Aquello no fue ni una pelea a las trompadas, empujones, patadas… y reventarle la cabeza contra el cordón de la vereda. Ya no era rabia lo que sentía, con la mente en blanco trataba de sacarme un problema de encima, Madrid estaba tupida de yonquis”, aseveró.
“Ahora está muy diferente, pero entonces viviamos pendientes de los pinchetos abandonados… Me da un poco de lástima, pero hice bien”, añadió.
“Un yonqui vive para consumir drogas duras, pinchárselas; ya abandonó todo… apenas come… no tiene nada más que una dosis y necesidad”, indicó además.
Y concluyó: “Si los valerosos irrespetuosos de tweety no fueran asquerosamente cobardes, correrían el riesgo que se llevó la vida de aquel pobre tío. Nadie fue a reclamar por aquel yonqui, a nadie importaba… Como a nadie le importa un bobo que se ensancha en tweety”.

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