viernes, 22 de junio de 2012

Victorio, el Reidor.


TEATRO: ÚLTIMA FUNCIÓN!!!




(AW)Un hombre que solo era un número despierta de su sopor y se revela contra su propia inercia y la de su entorno. Con el clásico estilo de Tres Gatos Locos del relato musical, y un humor ácido y dinámico, la historia transcurre al ritmo del jazz y el tango, entre los bares y las melancólicas noches de Buenos Aires. Un mensaje de vida y superación. Una crítica a la alienación moderna. Una puesta llena de sorpresas.

victorio_el_reidor


Actúan: Juan Gabarra, Galileo Bodoc, /Técnico en Sonido: Fernando Cerra/Técnicos en Luces: Adrián Herrera, Fernando Raíces/Dirección: Galileo Bodoc/Dramaturgia: Juan Gabarra/ Producción: Federico Costa - Prensa: Josefina Lamarre/Belisario Club de Cultura, Av.Corrientes 1624. Reservas: 43733465/Entrada general: $40 (desc. a estudiantes y jubilados)/Por Daniel Gaguine - Noticias Urbanas y El Caleidoscopio de Lucy

"Victorio, el reidor": Reír para no llorar 
Victorio es solo un número en su trabajo. "Es solo" una risa bonita, dirán por ahí, pero para Victorio comienza el derrotero de quien desea salir de una rutina a la que le falta el nervio motor del amor.
Apoyada en una iluminación creativa y una musicalización y sonido de precisión, dignas de un metrónomo, la puesta tiene en Galileo Bodoc y Juan Manuel Gabarra, dos actores que dejan todo arriba del escenario. Y ese todo es el literal, ya que el componente físico es fundamental para el dinamismo de una puesta fuerte, que va más allá de la sátira a una forma de vida. Victorio podría trabajar tanto de repositor como de operador de un call center y la ecuación sería la misma. La alienación del individuo y la robotización humana como signo de estos tiempos modernos. La crítica no se queda solo en la sociedad sino en lo que hace el individuo ante esta magra perspectiva de dejarse atrapar "por el lado oscuro de la Fuerza", basada en el conformismo y la rutina, en pos de un salario más que magro. La risa inicial puede transformarse en aquella un tanto más nerviosa cuando la puesta interpela al espectador en tanto individuo perteneciente a esta sociedad. Ese momento es uno de los más interesantes del teatro: cuando deja algo, siembra una duda o una pregunta que seguirá por un par de minutos después que se baje el telón.
"Victorio el reidor" mete el dedo en la llaga del conformismo y la apatía a través del humor y la ironía que plantea una obra disfrutable de principio a fin, a cargo del grupo Tres Gatos Locos.

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